EL IMPACTO ECONÓMICO DE LA GUERRA CIVIL DE 1924

Ismael Zepeda Ordóñez

En la bibliografía hondureña la historia económica ha permanecido estancada, por eso cuando se estudian los eventos militares, tales como guerras, montoneras, alzamientos, gobiernos provisorios, la narrativa sobre el coste económico y su impacto en las finanzas públicas y en las privadas es poco abordada. En el centenario de la guerra civil de 1924, los enfoques, comentarios y exposiciones han sido más en lo político, resaltando el papel de los protagonistas, los resultados electorales, arreglos, desarreglos políticos, traiciones y uno que otro aspecto de las pérdidas humanas en los enfrentamientos bélicos. Por otro lado, hay una percepción entre el público que el grueso de la actividad militar se concentró en Tegucigalpa. Sin embargo, se informa desde Pespire, Choluteca, que murieron 464 entre civiles y soldados. Entonces hay que interrogarse, ¿cuánto costó la Guerra Civil de 1924? No solamente en vidas humanas, heridos e inválidos, destrucción de edificios públicos, cuarteles, puentes y caminos. Hay que estudiar esa barbarie política en la parte económica. La Junta de Reconocimiento de Pérdidas por la guerra fue puesta en marcha en mayo de 1924 para atender los reclamos de los ciudadanos. Esta institución era muy conocida en todas las administraciones gubernamentales que habían experimentado movimientos armados desde 1827. Muchos de los beneficiarios de la Junta fueron partidarios del bando triunfador de las contiendas militares. Una de las formas para beneficiar a los correligionarios era incorporarlos a las listas de la Junta de Reconocimiento y ellos harían el resto. Los miembros de la Junta eran nombrados por el gobierno de turno, y sus resoluciones eran aprobados por el Poder Ejecutivo, y en otros casos eran enviados al Congreso para su promulgación. Revisando decretos y resoluciones de la Junta podemos, con los datos de las memorias de Guerra, Marina y Aviación de 1924 a 1932, afirmar que las sumas reconocidas alcanzan la cantidad de 17.4 millones de pesos. Sin contabilizar las pensiones por invalidez, cuidados hospitalarios de heridos, ayudas mortuales y montos de reconstrucción de edificios dañados, cuarteles y compra de pertrechos, uniformes y utilería militar. Es preciso incorporar los datos del impacto en las importaciones y exportaciones del año 1924-1925. La comunidad siria, palestina y libanesa, acusada por la corporación municipal de Tegucigalpa de haber solicitado a la Legación de los Estados Unidos la venida de los marines al territorio nacional, también recibió las compensaciones por pérdidas de guerra, tanto en Tegucigalpa, San Pedro Sula, Tela, La Ceiba y Olanchito. Por eso, parafraseando al ministro Clemenceau, 1841-1929, la historia es una cuestión demasiada seria para dejarla en manos de historiadores. Hay que provocar una nueva idea en la alquimia intelectual de nuestro tiempo. Un enfoque integral, interdisciplinario, es la ruta hacia los nuevos estudios históricos.

REFERENCIAS:
1. Memoria de Guerra y Marina. 1923-1924. Andrés Leiva. Tipografía Nacional.
2. Memoria de Guerra y Marina, 1925-1926. Francisco Martínez. Tipografía Nacional.
3. Memoria de Guerra y Marina, 1926-1927. Francisco Martínez. Tipografía Nacional.
4. Memoria de Guerra, Marina y Aviación. 1929-1930. José María Ochoa Velásquez. Tipografía Nacional.
5. Memoria de Guerra, Marina y Aviación. 1932-1933. Juan Manuel Gálvez D. Tipografía Nacional.
6. Boletín Legislativo de 1926. Decreto No. 58, página 66. Tipografía Nacional.
7. Ledesma Díaz, Rafael Ángel. (2021). El comercio exterior en Honduras y su contribución a la economía nacional. 1880-1930. Tesis de doctorado en Historia. Colegio de México. P. 85.
8. Historia Financiera de Honduras. Informe de las Misiones Young/Bernstein. FMI. 1949. Edición del Banco Central. Tegucigalpa.