¡Así andamos!

MA/3 de July de 2024/12:28 a.m.

José María Leiva Leiva.

¿Le suena extraño o muy raro lo que le voy a decir a continuación? ¿O será la exageración de un punto de vista extraviado? En lo personal, no encuentro el menor desperdicio cuando leo frases como éstas: “Dejen de preocuparse por quién creó el mundo y empiecen a preocuparse por quién lo está destruyendo”. Para muestra un botón: El humo tóxico que recién respiramos como nunca en el país, alcanzando niveles nocivos y altamente peligrosos para salud. Se trata de una espesa nube de polución, que, de acuerdo a los entendidos, proviene principalmente de los incendios forestales, emisiones de vehículos, quemas agrícolas, la agroindustria y el polvo de la construcción.

¿Qué tal esta otra descripción de la era en que vivimos?: “El hombre primitivo vivió en el Paleolítico, Mesolítico y Neolítico. El actual vive en el ansiolítico”. O bien, esta otra cruda y cruel verdad: “Antiguamente padres analfabetos criaban hijos educados y bien formados, hoy en día padres educados y profesionales no les enseñan a sus hijos ni a saludar”. El problema es que “Murió la educación, nació la ignorancia, agoniza la inteligencia, y emerge la estupidez… mientras tanto, nos pasamos los días mirando el reloj y seguimos llegando tarde a la vida”.

Sin duda, preocupante cuando leemos por ahí esta cruda definición de Influencer que se nos da: “Persona sin trabajo, prototipo del vago, que se pasa todo el día escribiendo o ideando pendejadas que luego las sube a la red, para que otros igual que él, las vean y les den “like”, y convertir así a un desocupado en un potencial político o exitoso de los medios”. Ya lo dijo alguien más: “Los grandes influencers (Steve Irwin, Roberto Gómez Bolaños, Stan Lee, Walt Disney, Michael Schumacher, Michael Jordan, etc.) cambiaron vidas, entretuvieron a generaciones, motivaron a explorar el mundo y el universo. Inspiraron a millones a luchar por sus sueños, y de su ejemplo germinaron grandes campeones”.

“Hoy los influencers son: la muda en bikini o el hombre que se disfraza de mujer. Los cantantes, si acaso, le atinan al tono sarcástico. Lo bueno es ridiculizado y lo estúpido es difundido. Mientras el músico, el poeta o el escritor se pierden en el anonimato, la tonta atractiva, que cuando habla da vergüenza, tiene millones de likes por hacer nada. Es agotador ver todos los días tanta ausencia de intelecto. Deja de seguir al idiota y de darle vitrina al estúpido. Cuida lo que consume tu mente”.

Definitivamente, algo anda mal cuando: La juventud quiere todo gratis y sin esfuerzo. La gente compra ropa rota como “nuevo”. Premian a cantantes que no cantan y ganan más que un médico. Hacer un video íntimo te convierte en estrella. La vulgaridad vende más que la calidad. Se vota por gente sin mérito y preparación para gobernar. Todos éramos humanos hasta que: la raza nos desconectó, la religión nos separó, la política nos dividió, y el dinero nos clasificó. La humanidad continuará su eterno camino hacia la decadencia mientras los medios sigan idealizando la cultura del individuo inútil como héroe de masas.
O que tal esta reflexión del Dr. Armando Bukele Kattan (fallecido en 2015 y progenitor del presidente de El Salvador), cuando en un Editorial. La Crónica SV Hoy, expresó: “No hay países pobres en el mundo, solo países menos ricos. Eliminando la corrupción y utilizando capacidad a la hora de gobernar, aún los países menos agraciados podrían satisfacer las necesidades de todos sus habitantes. En vez de debatirse entre la pobreza extrema y la miseria absoluta. Ya Mahatma Gandhi lo decía: “En el mundo, hay suficiente riqueza para poder satisfacer las necesidades de todos, pero no para poder satisfacer la codicia de algunos”. Esta codicia ahora se ha incrementado en los últimos tiempos en el mundo entero”.

“Cualquiera quiere hacerse millonario con poco esfuerzo y con dinero ajeno, como dice la oración del corrupto: “Señor no te pido que me des, ponme donde hay y de lo demás yo me encargo”. Eso no puede seguir siendo así, pero hay que ser claro, la codicia no es exclusiva de los empresarios, es una característica general del ser humano. Abunda también en los dirigentes políticos, en los dirigentes religiosos, en todas las profesiones, incluso en la gente que no tiene mucho y quiere tener a toda costa… Hay que cuidarse del ambicioso que rasca algo y más del codicioso que se quiere quedar con todo, este es el más peligroso”.

Con justa razón queda dicho: Ningún político merece que lo defiendas con uñas y dientes. Entiéndelo de una vez por todas: no te conoce, no eres su amigo, no le importas. Deja la intensidad. Consejo: Bájale a tu fanatismo. No te apartes de los que han sido tus verdaderos amigos, no dividas a la familia y si en verdad quieres un cambio profundo en la sociedad, mírate fijamente al espejo y empieza por cambiar tú. Ocúpate de ser mejor ser humano… ¡No se pierdan, ni se den vuelta en lo parejo carajo!