Por: Arístides Mejía Carranza
Se cumplieron en abril 300 años del nacimiento en Koenisberg, Prusia Oriental, de Immanuel Kant uno de los más grandes filósofos de todos los tiempos que escribió su primera obra a los 57 años, La crítica de la razón pura.
Es el gran precursor de un linaje de genios alemanes de la filosofía que dieron continuidad a la cultura greco-romana: Fichte, Shelling, Schoppenhauer, Hegel, Nietszche, Husserl, Heiddeger por solo citar a los más relevantes.
Kant representa a pesar de ello la ruptura con la concepción del mundo griego que había prevalecido por siglos, es el filósofo de la ilustración que des-construye la metafísica centrada en la comprensión de Dios, el alma, el mundo o el ser.
Porque Kant no se interesa tanto por el saber en sí mismo, sino por descubrir las condiciones reflexivas en que se puede alcanzar ese saber. Para alcanzar este objetivo, recurre a las categorías del entendimiento, al espíritu crítico, que no admite ningún enunciado o aserto sin interrogarse antes sobre su valor.
Se pregunta cómo los juicios sintéticos a priori son posibles.
Si síntesis en griego significa acción de poner junto, de combinar, concluye que es la operación mental que identifica el nexo entre un sujeto y su predicado, por lo tanto, el predicado no está contenido en el concepto.
El juicio analítico por el contrario es aquél en el que el atributo está contenido en el concepto por eso el análisis es la descomposición a priori de los elementos del conocimiento puro del entendimiento.
El mundo había heredado de los griegos la idea preponderante de que el Cosmos (significa orden), es decir el mundo, era una organización perfecta y asimismo la sociedad humana estaba estratificada de tal forma tal en que cada cosa o individuo ocupaba el lugar que le correspondía conforme a un orden pre-establecido e inmutable.
La teoría (del griego: ver lo divino) en consecuencia, era la simple operación de levantar el velo para observar y comprender la perfección del mundo.
Los grandes descubrimientos científicos del siglo XVII, las teorías de Galileo, Newton y Descartes (la inercia básicamente) hicieron volar en pedazos esa idea de la antigüedad adoptada luego por el cristianismo, del orden del mundo como entidad cerrada, centro del universo.
La ciencia moderna reveló que el universo es un caos y es infinito, por eso todos los lugares son iguales en el espacio. Solo estamos arriba o abajo con respecto a la gravedad de la Tierra.
El advenimiento del espíritu crítico fue la ruptura con los conceptos del cristianismo de entonces que tuvo que abrirse a la ciencia posteriormente con las encíclicas papales. Si bien Kant era cristiano, descreía del concepto de Dios como principio de todo y causa original.
El hombre a diferencia de Dios que es omnisciente, omnipotente e infinito, está limitado por el tiempo y el espacio, lo que puede conocer es la experiencia humana, por lo tanto lo que tiene es únicamente la idea de Dios. Si bien la idea de Dios pueda ser una idea necesaria, en su filosofía se parte del hombre para comprender la existencia del ser supremo y no de Dios. Si la existencia de Dios fuera una certeza para todos, no habría la fe.
Kant abordó el tema de la moral en su obra Crítica de la razón práctica, en la que igualmente termina con la concepción aristocrática del antiguo régimen que consideraba la virtud y la dignidad innata como cualidades heredadas en forma natural. Para él no cuenta la inteligencia, la belleza u otro atributo, es lo que se hace con ello lo que tiene valor ético.
Lo importante para la moral es que la libertad nos permita optar por el desinterés, hacer el bien para recibir una recompensa carece de valor.
Lo propio de la moral es el universalismo: actúa de tal forma que lo que hagas pueda valer para todos.
El imperativo categórico designa una acción como necesaria en sí misma sin relación a un objetivo.
Kant incursionó en los campos de la estética estableciendo conceptos que se alejaban de la idea prevaleciente de condicionar lo bello a lo verdadero o a lo agradable es decir a la sensibilidad subjetiva.
Lo bello debe hablarle a toda la humanidad, es cuando lo inteligible tiene además sentido.
En política Kant fue un pensador de la libertad y la paz, con mucha anticipación concibió la unidad de Europa y la sociedad de las naciones.
Fue un antidogmático que veía en las pretensiones universalistas de las creencias, el germen de los conflictos. ¿La razón? Un método cognitivo.
Su influencia alcanzó a una enorme cantidad de pensadores de distintas disciplinas, su posteridad durará mucho.