Tartufo o el impostor

ZV/3 de May de 2024/12:02 a.m.

Por: Marco Tulio Medina*

Jean-Baptiste Poquelin, conocido como Molière, célebre poeta y dramaturgo francés, escribió la comedia Tartufo o el Impostor (“Tartuffe ou l’Imposteur” en francés), que versaba sobre las intenciones de Tartufo, un falso devoto, para quedarse con los bienes de Orgón mediante el engaño. Esta comedia generó un gran debate hasta que finalmente el rey de Francia , Luis XIV, permitió su presentación en el Palais-Royal de París, el 5 de Febrero de 1669.

Esta obra provocó un enorme impacto y derivó en el uso coloquial del nombre del principal personaje de la obra, en diferentes culturas, para referirse a la hipocresía, por lo que la Real Academia de la Lengua Española tomó el apelativo “tartufo” para definir a una persona hipócrita, falsa y santurrona.

La misma academia nos ilustra que la hipocresía es “el fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan”. Y es que la hipocresía es una especie de máscara psicológica tanto del lenguaje verbal, como del no verbal, que esconde intenciones falsas a los interlocutores, y que busca una ventaja sobre ellos mediante la farsa. Algunos autores lo asemejan a las estrategias de los animales depredadores que se acercan, con diferentes tretas, a sus víctimas para atraparlas y devorarlas. En el caso de los seres humanos, este tipo de personas pueden fingir amistad, honradez, capacidad, compromiso, devoción, etc., con el propósito de alcanzar sus objetivos, muy frecuentemente deleznables. Debemos por tanto estar atentos y prevenidos de estos “lobos con piel de oveja” que se nos acercan en cada recodo de la vida, ejemplo de ello son muchos políticos inescrupulosos, estafadores y criminales de diferente índole, etc…. la máscara de la hipocresía es falsa, perversa y vana.

*Profesor y ex Decano Facultad de Ciencias Médicas, UNAH.