Un caballero de fina estampa

ZV
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5 de julio de 2024
/
12:02 am
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Un caballero de fina estampa

“…cuando un amigo se va… queda un espacio vacío…¨, Alberto Cortez

Supe de él desde mi temprana juventud, cuando me iniciaba como dirigente estudiantil y laboral, gozó siempre de mucho respeto y admiración de parte de todos los que, en diferentes roles, participábamos en la política sindical y, durante mi vida universitaria en la UNAH, siempre se le mencionó como un catedrático serio y muy estricto, pero un jurista de alto nivel, dueño de una memoria privilegiada, elegante figura y de buen vestir.

Como funcionario público, tres veces ministro de Trabajo y otros cargos importantes, fue un hombre a carta cabal, un honrado y honesto servidor del Estado, en dos palabras, un hombre íntegro, siempre empeñó sus mejores esfuerzos para asegurar que su equipo de colaboradores actuara con la transparencia que él mismo imprimía a sus ejecutorias.

Fuera de los ámbitos familiares, su pasión fue su glorioso Partido Liberal de Honduras. Cobijado bajo el gonfalón rojo blanco rojo, desempeñó papeles protagónicos en las conquistas sociales logradas por el pueblo hondureño, durante el gobierno de la Segunda República y en posteriores gobiernos liberales.

Su Sabanagrande querida fue su amor eterno. Nunca salió de su corazón su apego al pueblo donde vivió su niñez y juventud y de donde un día salió, para estudiar y formarse como un estudiante excelencia académica, connotado profesional y académico, ávido lector y espontaneo escritor; quien, siempre dedicó esfuerzos en apoyo de sus paisanos.

Con el paso de los años, tuve la valiosa oportunidad de conocerlo en la vida familiar, seguía igual de serio, estricto y de recio carácter. Creo que, en nuestra primera plática no le resulté muy simpático; pues, de entrada, le presumí ser un fiel seguidor del Olimpia, el glorioso León, craso error. Cómo pude decirlo ante un fundador, exjugador, directivo y seguidor de corazón del Federal FC. Aun siendo olimpista, al poco tiempo me brindaba su amistad; a grado tal que, nos convertimos en contertulios consuetudinarios, coincidiendo en tardes de domingo en Valle de Ángeles o en mis visitas a su casa en la Colonia Reforma.

Nuestras conversaciones (cátedras para mi), casi invariablemente, abordaban la misma temática, historia, filosofía, derecho, economía y política. Juntos participamos en diferentes actividades del Partido Liberal, celebramos muchas victorias y compartimos también muchas decepciones generadas por nuestro amor a la bandera rojo blanco rojo.

Nuestra amistad por más de 30 años me permitió conocer que, bajo su rostro serio y a veces inexpresivo, habitaba un caballero, un hombre de sabio pensamiento, envidiable lucidez, dueño de un corazón sensible, que lo ponía en evidencia cuando con orgullo se refería a sus hijos o cuando, la presencia de sus nietos hacía brillar sus ojos, disimulando su emoción con una cálida sonrisa o con uno que otro suave regaño.

El miércoles 19 de junio del corriente, a la edad de 105 años, mi buen amigo emprendió su camino de regreso a la casa del Señor, reciban mis muestras de pesar sus hijos y nietos, especialmente mis hijos, Carlos Amado y Ana Gabriela.

Que la tierra le sea leve mi entrañable amigo abogado Amado H. Núñez V., un hondureño ejemplar, un caballero de fina estampa.

Juan Carlos Reyes
Tegucigalpa, M.D.C.

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