Por: Arístides Mejía Carranza
Sin la menor duda puedo decir que ya comenzó la campaña política en Honduras. A más de un año de las elecciones generales, ya se encendieron los motores y se están calentando.
Influye indudablemente lo externo, el primer debate de los candidatos a las elecciones de los Estados Unidos ha sido descrito en apretada síntesis en un editorial de este rotativo de manera inmejorable:
“En el debate presidencial, uno de ellos, agresivo –soltando un arsenal de expresiones refutables- dominó el escenario, mientras el otro, pese a la exposición de varios logros, a ratos, lució titubeante y desconcertado. Minutos después del descorazonador desempeño –por una débil actuación del presidente que busca su reelección- la feligresía demócrata ha entrado en la fase de control de daños. Mientras no consigan allanar las ondas sísmicas del pánico, parte de la discusión versará sobre la factibilidad de una substitución. Aunque todavía tienen tiempo para maniobrar y les queda hasta el segundo debate para el rebote”.
Nada que agregar a la descripción, solo que esta vez como quizás nunca antes los dos partidos representan tesis y posiciones totalmente opuestas, lo que repercutirá mucho más en el destino del mundo.
Sus candidatos no podrían ser más diferentes también: Pude estar una jornada con el entonces vicepresidente Biden y otros presidentes de Centro América hace 15 años, lo percibí como un político liberal bien estructurado y de larga experiencia, un estadista, en suma. Ha hecho un buen gobierno y puesto al país en la ruta de la prosperidad.
El Sr. Trump, me parece más un candidato con una visión de hombre de negocios que un político formado para ejercer el cargo más importante del globo. Le acusan constantemente de varios desafueros y haber alentado el ataque de los extremistas contra el Capitolio el 6 de enero de 2020.
Su triunfo tendría repercusiones en América Latina y el mundo entero por su tendencia al aislacionismo y a desconocer los compromisos que ha suscrito su país, como si el Estado no tuviera continuidad. La alianza con Europa y la OTAN se debilitaría y coadyuvaría al declive del liderazgo de los EEUU.
En Honduras se seguirá de cerca este acontecimiento más que ningún otro porque de allí vienen las remesas y las políticas migratorias serán indiferenciadas. Nuestro comercio no debería sufrir alteraciones, pero quizás si las políticas de la cooperación orientada actualmente a fomentar la democracia y soluciones a las causas de la pobreza más que a sus consecuencias.
Luego se ha celebrado en Tegucigalpa el Foro de Sao Pablo, organización latinoamericana nacida tras la caída del muro de Berlín para agrupar a los partidos y organizaciones de todas las tendencias de la izquierda.
Es el equivalente a lo que fue el Comintern que agrupaba a los Partidos Comunistas de línea soviética, o bien la Internacional Socialista para los social- demócratas, la Unión Democrática Internacional para los partidos anticomunistas conservadores y la Internacional Liberal para los partidos liberales.
En estas organizaciones se debaten temas ideológicos, programáticos y posicionamientos con respecto a problemas internacionales, más discretamente sirve para colaborar con los partidos afines que van a elecciones en sus respectivos países.
Las conclusiones del Foro de Sao Pablo no tendrán mayor trascendencia en Honduras, más repercutiría una derrota de Maduro en las elecciones venezolanas a celebrar este mes.
Ese efecto lo encajaría el sector situado más a la izquierda de Libre, que ha tomado fuerza, porque el del PSUV ha sido el modelo a seguir y la fase subsiguiente a esta que ha sido moderada.
Hasta aquí el contexto externo, ahora veamos lo interno, lo inmediato.
La salida de Jorge Cálix de Libre asegura un rotundo triunfo de Rixi Moncada en las primarias, pero dejará el sabor de que no hubo competencia real.
El PN continuará desprestigiado si no hay renovación, sus primarias solo servirían para mantener el voto duro y por esta razón el PL emerge como opción para una oposición por ahora dispersa y como lo mencioné en otro artículo, atraería a varios candidatos de adentro y afuera.
Dependiendo de la interpretación de los estatutos, los reglamentos, pero también de las leyes electorales, la Constitución y hasta Tratados Internacionales, el CCEPL se pronunciará sobre el retorno de Maribel Espinoza y Jorge Cálix con previa militancia en el Partido Liberal y de Nasralla incorporándose por primera vez.
Con ello estaría armado el juego político antes de la batalla, falta la campaña y ver por quien se inclinan los electores partidistas en las primarias para ir descifrando cómo podrían ser las elecciones generales.
