DOCENTES DEL SIGLO XX: LA GENERACION OLVIDADA QUE BRILLA CON EL PASO DEL TIEMPO

Autor: Luis Alonso Gomez Oyuela
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DANLI, El Paraíso. Probablemente me dirá: Soy lo suficientemente responsable para saber lo que hago. De acuerdo, sin embargo, no siempre es así. Las personas somos profundamente emocionales. Operamos influenciados por nuestros sentimientos y dejarnos arrastrar por esa corriente emotiva que puede llevarnos a buenos resultados o la derrota.

El autor de los Proverbios dice: Los pensamientos humanos son aguas profundas; el que es inteligente los capta fácilmente. Con este pensamiento de la antigüedad y las líneas introductoras, hoy una mirada retrospectiva 63 años atrás, cuando un grupo de ciudadanos fundaron el Instituto “Alejandro Flores”.

No es historia repetida, se trata de la generación de docentes que sentaron las bases de una institución que le ha dado a la patria excelentes profesionales. Es la generación de finales del siglo XX. La generación olvidada por algunos y reconocida por los que conservan los mejores recuerdos de quienes fueron sus maestros.

En este núcleo de ciudadanos están los que siempre valoraron sus principios los cuales transmitieron a las generaciones de las décadas del 60 a los 90 del siglo XX. No se dejaron arrastrar por las emociones, tampoco conocieron la derrota. Así que, comencemos a navegar en esas aguas profundas.

1961 es un año histórico para la ciudad de El Paraíso, sale a la luz una institución educativa bajo la dirección de destacados docentes, cuyos nombres deben quedar escritos en las paginas de la historia. Napoleón Sierra Rodas, primer director, llego con procedencia de Tegucigalpa. Le llamaban “el culto”, por su personalidad. Junto a este distinguido docente, María Manuela Martínez que, desempeño varios cargos en la institución, subdirectora, secretaria y consejera. El doctor José Pinto Mejía, María Esther Medina de Suazo, Miguel Ángel Diaz, Rosario Molina, Armando Antonio Martínez, Esperanza Herrera de Becerra, Néstor Ferrufino, Gloria de Pinto, responsable de la catedra de Educación moral y cívica. Esta fue la generación que sentó las bases del Instituto Alejandro Flores. Napoleón Sierra Rodas fue director desde 1961 a 1968.

A partir de 1968 hasta 1975, asume la dirección Miguel Humberto Diaz, egresado de la Escuela Superior del profesorado, hoy Universidad Pedagógica y su esposa Bertha Lidia Rodríguez, quien años más tarde, fungió como secretaria de la Escuela Normal España junto a la profesora Esperanza Moreno de Santos (QDDG). Fue una época de crecimiento y lucha por los movimientos estudiantiles motivados por conceptos ideológicos. Durante la gestión de Diaz, formaron parte de la academia Martha Irías de Alcántara, Delia Amanda Diaz, Rosa Alvarado de López, Secudina Bustamante Montoya, Miguel Ángel Diaz Flores(teacher), un maestro humilde y amado por todos sus compañeros y alumnos.

José Raimundo Escoto, primer egresado de la educción normal y Secundino Salgado, llegan a ser parte de la planilla de docentes. De acuerdo a lo expresado por Escoto, después de graduarse de maestro, trabajó en la docencia en comunidades rurales donde realizo labores practicas con los alumnos, manualidades entre otras.

¿Quiere trabajar? De la comunidad Rural donde me sentía bien por el cariño de la gente, de pronto, Miguel Humberto me dice ¿Quiere trabajar? Quiero un consejero y, además, un maestro para Artes Industriales. Para entonces realizaba estudios de Matemáticas en la Universidad Pedagógica y finalmente subdirector desde 1972 al 2002, y después la jubilación.

El profesor Secundino Salgado (Cundo), es egresado de la segunda promoción de Educación Normal del “Alejandro Flores”. Inicio como consejero. Un maestro diligente, intelectual, cercano con los alumnos en las áreas de letras y la historia del municipio. Aun fuera de la institución permanece ligado al ahora Centro Técnico. Su historia total todavía es una página en blanco que debe ser escrita, y no sola la suya, sino la de todos los docentes que le dieron alma vida y corazón.

Vilma Bográn Idiáquez viuda de Valladares; una gran dama y señora de las artes. Con ella se formó el cuadro de danza folclórica del colegio, único grupo artístico con una enorme proyección social y educativa en diferentes partes del país. También surgió el Festival de la canción. La vinculación social de la profesora Vilma con otros sectores contribuyo de forma positiva a crear una imagen diferente del Alejandro Flores. Su vida, y paso por la docencia es otra página en blanco. Junto al profesor Belisario Romero amante del arte y la cultura, unió esfuerzos con la profesora Vilma para difundir la música a través de los festivales juveniles, ambos dejaron huellas en lo que fue la época dorada de la educación y la cultura.

Ángel Rolando Flores (1976) Dinámico, controversial pero diligente en la realización de cambios estructurales. Conservo gran parte del equipo de docentes, entre otros, en la sub dirección, el profesor José Raimundo Escoto. Juntos emprendieron la obra cumbre para construir el edificio administrativo y académico en un espacio acorde con el crecimiento estudiantil. Con la construcción del área administrativa y docente, labor que fue emprendida por los docentes, padres de familia y la municipalidad, surge el Instituto Polivalente y hoy, Centro Técnico Alejandro Flores.

Los siguientes directores con igual prestancia y trabajo fueron José Cecilio Bayde de muy grata recordación en los círculos académicos del país. Su profesionalismo y calidad humana elevo los estándares de la educación técnica en el departamento de El Paraíso. Miriam María Rodríguez, la última directora del siglo XX que dejo huellas positivas. Por olvido u omisión, no aparecen otros nombres, pero con este reportaje rendimos homenaje a los que sentaron las bases del ahora emblemático Centro Técnico Alejandro Flores. Gracias a los aportes del profesor Secundino Salgado y José Raymundo Escoto, arrancamos pequeños jirones de historia.

Honor y gloria para los héroes anónimos de la educación paraiseña. Queda mucho por escribir sobre su legado. No les rindan homenajes póstumos, todavía es tiempo de reconocerles en vida haber sentado las bases y levantar las columnas del Centro Técnico “Alejandro Flores”.