Europa ¿un incómodo satélite del poder norteamericano?

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28 de junio de 2024
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12:10 am
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Europa ¿un incómodo satélite del poder norteamericano?

¿Vuelven los oscuros malandrines del 80?

Por: Oscar Armando Valladares

Ochenta años se cumplirán -en 2025- de haber llegado a su fin en términos de lucha armada, la Segunda Guerra Mundial, conflicto bárbaro que mantuvo en vilo a la humanidad, cuando el eje tripartito de Alemania, Italia y Japón precipitó la alianza de países opuestos al nazi-fascismo, Rusia, Estados Unidos e Inglaterra a la vanguardia de ellos. Adolfo Hitler, Benito Mussolini y el militarismo nipón, de una parte; de la otra, José Stalin, Franklin Delano Roosevelt y Winston Churchill, resultaron los protagonistas históricos del conflicto, bajo cuyas directrices millones de seres marcharon a los frentes de batalla en Europa y Asia, dejando, tras el ruido arrollador de tanques y aviones, destrucción y muerte a granel, sellada con la detonación de bombas atómicas sobre las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki -el 6 y 9 de agosto (1945)- dirigidas desde una nave de la fuerza aérea estadounidense.

Casi inmediatamente, se formaron dos bloques antagónicos: un conglomerado de países, la Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas (Unión Soviética), presidida por Rusia, y un buen número de naciones europeas capitalistas, alineadas con Estados Unidos, por lo que el conflicto tomó el carácter de “guerra fría”, estructurándose para fines -en un principio “disuasivos”- la Organización del Tratado del Atlántico Norte u OTAN y, en el otro bloque, el Pacto de Varsovia. No había, entonces, despertado el gigante asiático, China, el cual bajo la conducción de Mao Tse-tung, pasó a ser República Popular y años después, en el contexto de su propias concepción político-socialista, devendría potencia económica de sorprendente magnitud.

Al desmantelarse la Unión Soviética y cesar el pacto varsoviano sobrevino la percepción de que la paz universal era un hecho conseguido y la historia daba un vuelco saludable con la caída del muro de Berlín, esto es, con la desaparición del comunismo y la hegemonía del capital transnacional. No todo fue así. La confrontación se mantuvo en pie. Vietnam se afianzó como Estado socialista unificado, Corea del Norte tensó su músculo nuclear, Cuba se propuso -con admirable dignidad- resistir al bloqueo abominable, palestinos y judías llevaron al clímax sus rivalidades ancestrales y Rusia -la que más vidas sacrificó en la guerra del cuarenta- se confronta con la OTAN, en el marco del casus belli que mantiene con el régimen ucraniano y la oligarquía corrupta residente al sur de Kiev, a un lado del río Dniéper…

En cuanto al hegemonismo de EE.UU. en Europa, advertido por al menos una quincena de expertos, el escritor francés Jean-Jacques Servan-Schreiber puso igual advertencia en su libro “El desafío americano”, particularmente en lo referente a la penetración desmesurada del capital proveniente del imperio del Norte, a la par o en sintonía -agregamos nosotros- de su injerencia, ahora más obsesiva, en el seno de la OTAN. “Dado que la prohibición o las restricciones serían medidas ilusorias -dice Servan-Schreiber- es natural que, si el Viejo Continente continúa en actitud pasiva ante esa corriente de inversión ilímite, su economía pase bajo el mando americano”, término este de por sí ilegítimo al empleárselo como sinónimo de estadounidense, y así como el de América equivalente a Estados Unidos.

“Americanizada” doblemente, anegada de bases militares con predominio estadounidense, con una OTAN que circunda las fronteras de Rusia, ¿hasta dónde Europa expondrá a sus pueblos de cara a los intereses estratégicos del “verdadero triunfador en la última gran guerra” y que supo explotar su éxito y poderío?

Aunque con diferencias-económico políticas, Rusia y China -al sentirse amenazadas- articulan medidas defensivas comunes y a buen seguro preparan sus arsenales en respuesta al “desafío americano”, desafío ante el cual los europeos -como ya se ha planteado- se encuentran ante una situación que puede clasificarse sin exageraciones de histórica, y que empuja por lo visto a la propia Europa a condición de incómodo traspatio satelital.

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