El modelo Bukele de seguridad

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28 de junio de 2024
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12:06 am
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El modelo Bukele de seguridad

Por: Mario E. Fumero

Se ha puesto de moda en algunos países el buscar imitar las medidas implementadas en El Salvador por el presidente Nayib Bukele, debido al éxito que ha tenido con relación a la seguridad del país. A este fenómeno se le ha dado llamar “el efecto Bukele”.

Varios países que enfrentan problemas similares a los que vivió El Salvador respecto al alto índice de asesinatos y violencia existentes, están acudiendo a imitar el modelo de Bukele en El Salvador, para implementarlo en sus países, debido a que no han podido controlar la inseguridad y criminalidad. Entre ellos se encuentran Argentina, Ecuador, Honduras y México, pero ¿cuál ha sido el éxito de Bukele y por qué su modelo ha impactado tanto en otras naciones?

Analicemos los hechos de lo que ha ocurrido en El Salvador. Este país hasta el año 1922 ocupaba uno de los primeros lugares en Latinoamérica como uno de los países más inseguro del continente, con un alto índice de criminalidad, en donde la gente vivía asustada, por el control que tenían las maras en muchas regiones de la nación, a grado tal, que hasta las iglesias sufrían extorsión y no podían tener cultos en las noches por el miedo a las pandillas considerando. En el 2015, esta nación centroamericana alcanzó su pico de criminalidad más alto en homicidios intencionales, con más de 100 por cada 100.000 habitantes, lo que supera las cifras del resto de los países de la región. Al aspirar a la presidencia Bukele prometió combatir la delincuencia, e Implementó medida drástica para poner fin a la inseguridad, y poner a buen recaudo a todos los que tenían al país en jaque. Para ello decretó el estado de excepción y construyendo una mega cárcel, sacando de circulación, sin ninguna contemplación, a todos los grupos antisociales organizados, catalogándolos de terroristas.

Como primer paso ordenó la captura de los delincuentes de las maras MS y 18. Actuando fuertemente con los extorsionadores hasta instalar en las cárceles a más de 60,000 antisociales. Como consecuencia de estas medidas, ya la gente puede circular en la noche, y el Estado tomó el control de los territorios que estaban bajo control de las pandillas. Actualmente la gente goza de una tranquilidad y paz como hace muchos años no tenían, reduciéndose la tasa de criminalidad a menos del 3%, un índice de seguridad que ni los países ricos tienen.

Sin embargo, ha habido voces condenatorias de estas medidas, porque tristemente los organismos de derechos humanos viven más para proteger al delincuente, que, al ciudadano común, y con las medidas de Bukele se le ha acabado el negocio, y no cabe duda de que cuando se procede radicalmente contra la criminalidad, siempre van a pagar algunos justos por pecadores.

En ninguna guerra contra los terroristas se puede evitar que haya víctimas inocentes, y no cabe duda de que en las medidas implementada por Bukele ha habido algunos excesos y errores, pero ha sido más el beneficio que los daños que se puede haber cometido, porque de lo contrario, los delincuentes hubieran causado mucho más daño a personas inocentes, que lo que ha hecho el gobierno de Bukele en su persecución a estos grupos.

Cuando la inseguridad predomina, y los métodos convencionales no funcionan, y alguien descubre una forma de inducir temor para frenar la inseguridad, no importa quien sea o de donde venga, lo importante es si funciona y es valedero. Hoy día muchos países que viven con el flagelo de la inseguridad ven en el modelo Bukele una esperanza para poner orden en el caos, el cual se debe en parte al proteccionismo que han hecho los derechos humanos hacia la delincuencia común, los cuales protegen más al que delinque, que, a las personas decentes, víctimas de ellos.

Además del modelo salvadoreño de seguridad, debemos investigar otros modelos a imitar, como fue el de Singapur, que siendo uno de los países más corruptos de Asia, y centro del narcotráfico, hoy goza de un estabilidad, tranquilidad y prosperidad como nunca antes, pese a que los derechos humanos nunca aceptaron sus medidas. Pero en realidad, lo que importa no son las medidas tomadas, sino los resultados obtenidos frente a la realidad existente para proteger la vida y la seguridad nacional.

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