PERFILES: El legado de Norman Borlaug

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13 de junio de 2024
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PERFILES: El legado de Norman Borlaug

Por: Carolina Alduvín

En 1970, el Premio Nobel de la Paz se otorgó al agrónomo, genetista, fitopatólogo y humanista estadounidense Dr. Norman E. Borlaug, quien se estima evitó que al menos mil millones de personas murieran de hambre en el siglo XX. Se le considera el padre de la agricultura moderna y de la Revolución Verde, al liderar un programa de mejoramiento de trigo en México, donde llegó a trabajar en 1944 bajo los auspicios de la Fundación Rockefeller, en convenio con la Secretaría de Agricultura mexicana. Ahí estudió las variedades de trigo, las royas que lo infectaban y las prácticas agronómicas. Lideró un equipo de agrónomos mexicanos y estadounidenses, quienes mediante una serie de cruces y procesos de selección lograron variedades enanas resistentes al viento, las infecciones, con alto rendimiento, amplia adaptación, inmunes a enfermedades y alta calidad industrial. Con ellas la producción mundial se sextuplicó y se abarató el costo en los años 60s. Luego se llevaron a Pakistán y la India

El Programa Cooperativo de Investigación y Producción de Trigo fue todo un éxito desde el punto de vista agronómico y comercial; sin embargo, entrañaba un alto costo oculto en términos de salud humana. Las nuevas variedades se prestaron a un proceso más rápido de refinación, durante el cual se pierde fibra, salvado, germen, enzimas y nutrientes; lo que hace a los productos derivados más suaves, esponjosos y adictivos. Al no haber enzimas, el gluten –su principal proteína– no se digiere, no nutre y además produce severos trastornos gastrointestinales en individuos sensibles; el almidón remanente, hace que el pan derivado tenga enorme densidad calórica y alto efecto glucémico, o sea que sólo engorda. En aquellos años, no se requerían pruebas de calidad nutricional a las nuevas variedades de cultivos alimenticios.

La situación es diferente en nuestra era biotecnológica, el mejoramiento tradicional de plantas y animales se complementa y acelera mediante una serie de intervenciones en el nivel molecular que potencia características como alto rendimiento, resistencia a plagas, infecciones y parásitos, tolerancia a condiciones ambientales adversas; o, eliminando rasgos indeseables como la susceptibilidad a patógenos, sabores desagradables o aspecto poco atractivo. Estos nuevos desarrollos pasan por una rigurosa evaluación antes de que su comercialización sea autorizada. En los Estados Unidos, los nuevos desarrollos son evaluados por diferentes agencias reguladoras, para garantizar inocuidad alimentaria y que no sean nocivos al ambiente ni a la salud humana. En nuestros países, su adopción se hace de acuerdo a las convenciones internacionales y a las legislaciones nacionales.

Con el objeto de facilitar el comercio de estos bienes, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, por medio del Servicio Agrícola Exterior, patrocina el Programa de Becarios Cochran, que proporciona oportunidades para entrenamientos de corta duración a profesionales agrícolas originarios de países con ingresos medios, mercados emergentes y democracias en desarrollo. Los objetivos son ayudar a los países elegibles a desarrollar sistemas agrícolas aptos para satisfacer las necesidades de alimentos y fibra a sus poblaciones. Además, fortalecer y estrechar los vínculos comerciales entre esos países y los intereses agrícolas del país anfitrión.

Durante dos a tres semanas, los becarios trabajan con universidades, agencias gubernamentales y compañías privadas norteamericanas. Reciben adiestramiento práctico para fortalecer sus conocimientos y habilidades técnicas en áreas relacionadas con la agricultura, mercadeo de productos agropecuarios, desarrollo de agronegocios, gerencia y políticas comerciales. Parte del entrenamiento se hace en las oficinas federales del propio USDA y sus diferentes agencias. También se recorren las oficinas de las principales compañías dedicadas a la investigación y desarrollo de productos agropecuarios, las procesadoras, comercializadoras, asociaciones de productores y pequeñas compañías dedicadas a la creación de innovaciones biotecnológicas.

El Instituto Borlaug para la Agricultura Internacional de la Universidad Texas A&M, se encarga de coordinar los programas para los becarios y de dar a conocer los nuevos desarrollos tecnológicos orientados al mejoramiento de la agricultura en el mundo, siguiendo el postulado del Dr. Borlaug: “La paz no se puede construir con estómagos vacíos”.

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