AZOROS EN TEGUCIGALPA

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4 de junio de 2024
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12:56 am
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AZOROS EN TEGUCIGALPA

1 El Cementerio de El Calvario cuando se canceló se construyeron casas en el predio del Barrio Abajo y quienes las habitaban decían que les azoraban-

Al iniciar el sexto mes del año queremos hacer recuerdos de aquellas tradiciones tegucigalpenses que hoy podemos catalogar como leyendas pero son parte de la historia capitalina.

El desparecido escritor y periodista Jorge Montenegro Izaguirre, en sus ”Cuentos y Leyendas de Honduras”, narraba una serie de historias que en la Tegucigalpa del ayer, como en otras poblaciones, formaban parte de las tradiciones que nuestros antepasados hilvanaban como relatos fantasiosos que no dejaban de crispar los pelos cuando se escuchaban o se leían.

Tegucigalpa, como todas las antiguas poblaciones que se levantaron en la época colonial, guarda una serie de cuentos que han pasado de generación en generación con diferentes matices de acuerdo a los relatos de quienes se han dedicado a tomarlos como referentes de las tradiciones populares.

En los más antiguos barrios de la ciudad como La Ronda, La Cabaña, La Pedrera, Buenos Aires, Los Dolores, La Hoya, El Guanacaste, El Manchén, Casamata, en el centro de Comayagüela, Sipile, en el centro del antiguo mineral, en casas que se construyeron en el lugar donde estuvo el viejo cementerio de Tegucigalpa en el Barrio Abajo (FOTO 1) , los cuentos de azoros y fantasmas eran parte de la historia citadina y en las oscuras noches los vecinos recelaban en salir de sus casas para no ser espantados por los personajes y figuras tenebrosas que se describían como aparecidos en las calles y callejones.

2 El Padre sin cabeza que los vecinos de Los Dolores decían que aparecía en la plaza frente al templo.

Pero no sólo existían las leyendas que son muy comunes en todos los viejos poblados, también en muchas de las antiguas casas se hablaba de azoros donde por la noche salían almas en pena, mujeres vestidas de blanco, como “La Taconuda”, hombres que se reían luciendo dentaduras de oro, movimiento de muebles, extraños sonidos como llantos de niños o el arrastrar de cadenas.

Entre esas clásicas historias de la vieja Tegucigalpa, recordamos la de “El Padre sin Cabeza” (FOTO 2) cuento que se hacía sobre un sacerdote decapitado que merodeaba las calles adyacentes a la Iglesia de Los Dolores desde la cuesta Lempira hasta el Barrio Abajo.

Quienes dijeron haberlo visto lo describían deambulando con paso lento vestido con su negra sotana, sin cabeza y portando en sus manos un rosario.- Este fantasmagórico personaje no era atribuible a cura alguno del viejo poblado y más bien parecía asociado a una leyenda que surgió en León, Nicaragua donde en 1550 fue asesinado Fray Antonio de Valdivieso misionero español defensor de los indígenas victimado por el soldado Juan Bermejo quien lo decapitó con un machete.

3 “La Sucia” otro de los tenebrosos cuentos del ayer Tegucigalpense.

“La Sucia” (FOTO 3) era otro de los famosos azoros, se decía que a la orilla de los ríos y quebradas aparecía una mujer de rostro diabólico, semidesnuda, con cabello desgreñado y que de preferencia salía para asustar a los hombres que vagaban en horas de la noche por esos sectores, mostrándoles sus senos y gritando a carcajadas la expresión “tomá tu teta que soy tu nana”.

“La carreta fantasma” (FOTO 4) se refería a un cuento muy popular que recogía el relato de una carreta tirada por unos famélicos bueyes que recorría las calles empedradas del Barrio La Ronda bajando desde La Cabaña hasta perderse en el Barrio Abajo conducida por un bueyero con atuendo blanco que portaba en vez de una puya, una guadaña, . por lo que se creía que andaba recogiendo el alma de alguien que iba a morir en la noche en que salía.

“El Cadejo” (FOTO 5) ésta es otra leyenda de origen español, pero que los ancianos de Tegucigalpa también decían que el perro negro, con ojos encendidos como el fuego y poderosa dentadura, no era otra cosa que el mismísimo diablo que salía a las 12:00 de la noche a perseguir a los trasnochadores.

Contaban que el temido animal, no ladraba, sino que rugía y que, como si estuviera afectado por la rabia expedía de su hocico cantidades exageradas de espuma.

Pero no sólo existía el cadejo negro, también los relatos hablaban de un cadejo blanco que cuando el negro atacaba, salía a proteger a la víctima, una asociación que se hacía para determinar la existencia del mal y el bien.

Como antes sepultaban en las iglesias, tanto en su interior como en los atrios y patios, existían muchos cuentos sobre el aparecimiento de ánimas que encendían velas a los santos sufragando por sus almas que penaban en el purgatorio.

4 “La Carreta Fantasma” una de las muchas leyendas con sabor rondeño conducida por un muerto vestido de blanco.

Otro sitio que estaba plagado de lúgubres cuentos era el Palacio de Bellas Artes en Comayagüela (FOTO 6) que primero fue edificio de la Alcaldía de la Villa de Concepción antes de formarse el Distrito Central.- Dicen que en ese lugar, ni el más pintado se quedaba en la noche porque los espíritus hacían de las suyas arrojando objetos y haciendo ruidos espantosos.

Usted amigo lector, cree en éstas cosas sobrenaturales, bueno, el que no ha experimentado más de algún susto puede catalogarlas de tonteras, pero hoy les dejo la inquietud para averiguar si existen éstas manifestaciones sobrenaturales.

Las noches de hoy en Tegucigalpa ya no se temen por los azoros, ahora el terror es por los asaltos, los fantasmas pasaron a la historia, hoy son los delincuentes los protagonistas de las historias sombrías sembrando espanto, dolor y luto.


5 “El Cadejo” el perro negro con ojos endiablados.

Hasta la próxima semana.

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