¿NO SOLO ES DE SOPLAR…?

ZV
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26 de abril de 2024
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12:17 am
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¿NO SOLO ES DE SOPLAR…?

OTRA vez el gobierno español en alas de cucaracha. “El Juzgado de Instrucción de Madrid abre diligencias de investigación contra la esposa del presidente del gobierno, por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios”. Pedro Sánchez en una carta pública reacciona: “Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, si debo continuar al frente del gobierno o renunciar a este honor”. Suspende sus actividades públicas, se ausenta de la Moncloa y se recluye, dizque para darse tiempo de sopesar la posible renuncia. El líder del PSOE –en su misiva a la ciudadanía– atribuye la denuncia en contra de su esposa a “una operación de acoso y derribo” de la “derecha y la ultraderecha”, con el objetivo de hacerle “desfallecer en lo político y en lo personal atacando a su esposa”. Los socios del gobierno socialista se hacen un nudo a su alrededor, animándolo a continuar “para frenar el golpe”, mientras otros aliados le recuerdan que no puede dimitir porque “tiene una obligación con el país”.

“No van a tolerar –dice uno de sus ministros– que estos casos de “lawfare” tomen gobiernos”. La dirección del PSOE hace un llamado a sus militantes a presentarse en apoyo al gobierno y de ser necesario “consolar”, al dolido, aprovechando la reunión que este fin de semana ha convocado el Comité Federal del Partido. La oposición política tiene su propia versión del tamal que se cocina. Uno de los voceros lo tilda de “victimista”, criticándolo por dizque “haber atacado a la libertad de prensa y a la independencia de los jueces”. Una vocera de Vox denunció la “desfachatez” de Pedro Sánchez, remarcando que “ser presidente de España es un honor”, y que “para ser presidente de España uno tiene que llegar llorado”. La presidenta de la Comunidad de Madrid, insinúa que el presidente del gobierno, “se va a encerrar cinco días para ver cómo triturar a los jueces, a la oposición y a la empresa independiente a partir del lunes”. La misiva la califica de “infame”, –entre sentimentalismo y el chavismo– impropia de una de las democracias más avanzadas del mundo”. “Es un chantaje emocional a su gente”. A partir de allí, estos serían los escenarios que se presentan. Que la amenaza de renunciar cale en la opinión pública, se generalice la impresión que es víctima de un ardid político –aunque se trata de una imputación abierta en un juzgado contra su esposa–, la carta pública surta el efecto deseado, y opte –sensible a los ruegos– por no dimitir. (O de permanecer en el cargo, someterse a una cuestión de confianza). Si renuncia, no podría de momento disolver las cortes y convocar a elecciones –365 días después de la última consulta– sino hasta el 30 de mayo. De hacer efectiva la renuncia, el gabinete continuaría en funciones –pero sin capacidad de legislar– hasta que se nombre un nuevo Jefe de Estado. Solo que el Congreso –dadas las rondas de consulta del Rey para designar un candidato– tendría que recurrir al mismo proceso de la investidura.

(¿Sabías –entra el Sisimite– que existe un único precedente en la democracia española, en 1981, cuando renunció Adolfo Suárez? -Sí –responde Winston– leí el libro del escritor Javier Cercas, “Anatomía de un Instante”, la portada una foto del desgastado presidente, sentado impávido, en un extremo de la banca del hemiciclo, mientras los diputados se tiran al suelo o se meten debajo de sus butacas, que retrata su ejemplar soledad, dando la cara, desafiando los golpistas del 23F. Y eso –interrumpe el Sisimite– volviendo a lo actual, de ir a una moción de confianza o a otro proceso de investidura para encontrar a un sustituto, es un proceso azaroso. -Sí –interviene Winston– no solo es de soplar y hacer botellas, teniendo en cuenta que la investidura de Pedro Sánchez tomó meses de negociaciones y de calvario en las concesiones. A cambio de los votos, el compromiso de traspaso de competencias a las formaciones minoritarias y la ley de amnistía para los condenados del Procés, entre otras dádivas).

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