PERFILES: Irracional derroche

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25 de abril de 2024
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12:05 am
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PERFILES: Irracional derroche

Por: Carolina Alduvín

Seguimos sin ser un país productor de combustibles derivados del petróleo, hace décadas dejamos de refinar el crudo que ingresaba por Puerto Cortés y los rumores sobre yacimientos de petróleo en La Mosquitia, siguen siendo sólo eso; posiblemente se utilicen como excusa para justificar nuevos despojos de terrenos a los pobladores tradicionales, en el frenesí de la presente administración por destruir todo lo productivo que encuentren a su paso. Ya quebraron o hicieron que cerraran varias maquilas, la producción de café –uno de nuestros principales rubros de exportación—ha disminuido en un 40 %, según reportan expertos en el tema. Siguen minando nuestra base de recursos naturales, al permitir que los incendios forestales destruyan madera, fuentes de agua y la fauna nativa. Son tan incapaces, que no dotan de lo mínimo necesario para que los encargados de controlarlos realicen su labor y tienen a la población agravando sus padecimientos respiratorios, como si tuvieran medicamento y atención sanitaria a la orden.

Se derrochan combustibles a raudales en los interminables trancones de automotores, no sólo en las congestionadas calles de barrios y colonias citadinas, donde el tránsito es un reverendo caos, los vehículos superan la capacidad de carga de calles y avenidas, con el agravante de un ejército de motocicletas zigzagueando entre carriles, como consecuencia de no poner orden al transporte público. Cada día hay menos unidades circulando debido a la extorsión de que son víctimas sus operadores, con la respectiva complicidad de las autoridades, no me sorprendería que estuvieran embolsándose una significativa tajada del pastel.

Como consecuencia de la escasez e incomodidad de autobuses urbanos e interurbanos, las personas y las familias hacen todo lo necesario para agenciarse uno o más vehículos particulares, saturando calles, avenidas, caminos de herradura y carreteras cada día más deterioradas. Personas de menores ingresos, optan por las ubicuas motocicletas, cuyos conductores se hacen más temerarios con cada día que pasa. Es realmente asombroso como no hay más accidentes, entre la imprudencia de ellos y el hartazgo de los que transitan en carros y camiones. Las empresas que reparan las vías o levantan nueva infraestructura vial, tampoco contribuyen al alivio, sino que todo lo complican, al rehusarse a trabajar en horarios nocturnos.

La que está a cargo de mejorar la vía que va hacia Zamorano y el oriente del país, casi ni cuenta con maquinaria y tiene a todo el que necesita desplazarse desde o hacia esa región, perdiendo de siete a diez horas cada día en el trayecto, porque apenas han podido habilitar una vía, que por intervalos es de ida y luego de vuelta, atrasando a cientos de automovilistas y sus pasajeros. Ahí van personas que trabajan en la capital y se han mudado a desarrollos en los municipios aledaños, o son originarios de poblaciones sobre esa ruta. Los capitalinos que trabajan en la Universidad Zamorano, quienes deben adquirir insumos en la capital, turistas, personas con emergencias médicas que no se atienden en la zona rural. En fin, este gobierno con su incapacidad y abulia, violenta los derechos de todos a la libre circulación. Derrocha el valioso tiempo de las personas, o sea el material del que está hecha la vida de los seres humanos.

Derrocha combustible, dinero de los contribuyentes en contratos amañados para compañías casi sin equipo, que probablemente han deslizado enormes coimas a muchos funcionarios corruptos a cambio de una firma que les permite perjudicar a todos por igual. Como alternativa ante el malestar generalizado, han rotulado como vía de alivio, un camino apenas raspado que conecta el sector más congestionado de un tugurio planificado al oriente de la capital, o publicado un horario de retenes que poco o nada ayuda a fluidificar el tránsito en esa vía. Otras carreteras que ni siquiera están en reparación, presentan similar grado de congestionamiento en horas pico. Quienes viven fuera del núcleo urbano, deben madrugar sí o sí, para evitar quedar atrapados dos horas o más en las colas que se forman a las entradas de la ciudad.

Derrochan en prematuras y forzadas campañas haciendo creer a los ingenuos desinformados que la popularidad de la querida es arrolladora. En las encuestas, siempre el candidato con el casi 50 % de intención de voto es don Ninguno. Obvio, el fraude electoral ya está garantizado por un reconocido pirómano contra la principal legación extranjera en el territorio nacional.

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