Por: Noé Pineda Portillo
El Centro Nacional de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (CENAOS), señaló que espera la formación de alrededor de 40 tormentas tropicales en la temporada ciclónica que se extiende de junio a noviembre en este año de 2024. Tales fenómenos sísmicos se forman en las cuencas del Mar Caribe y en el Océano Pacífico, calculando unas 23 tormentas en el Mar Caribe y otras 17 en el Océano Pacífico, algunas de ellas se transformarán en huracanes y otras en tormentas tropicales.
Se establece que algunas de estas tormentas se transformarán en potentes huracanes como los habidos en 1998, 2010 y 2020. Es decir, algunos de ellos con tanta lluvia como el Mitch, y las tormentas Eta e Iota en 2020 en Honduras y más tarde en 2021 en Nueva Orleans con el huracán Ida.
El cambio climático está haciendo que los huracanes, sean más fuertes, más lentos y más húmedos; Ida y Iota, son un ejemplo de ello. Pero veamos el ejemplo de Ida que se hizo en Nueva Orleans el 29 y 30 de agosto de 2021.
El cambio climático causado por el hombre está haciendo que los huracanes sean más peligrosos. “Están produciendo más precipitaciones, se mueven más lentamente una vez que tocan tierra y generan marejadas ciclónicas más grandes a lo largo de la costa. Los huracanes Eta e Iota, así como Ida de Nueva Orleans son un excelente ejemplo de esos cambios” Y los científicos dicen que tormentas como estas se volverán más comunes a medida que el planeta se calienta.
El 3 de noviembre de 2020 el huracán Eta, una tormenta de categoría 4, impactó las costas de Centroamérica dejando a su paso más de 7 países afectados, una semana después, los mismos países de Centroamérica y regiones insulares serían impactados por el huracán Iota, de categoría 4. Ambos huracanes dejaron en Centroamérica más de 9 millones de personas afectadas, decenas de comunidades incomunicadas por inundaciones y deslizamientos. Cabe precisar, que dicha situación se vio agravada por la agravante pandemia COVID 19 y ante la dificultad de implementar medidas de distanciamiento social en albergues, además del limitado acceso a los servicios de salud y las dificultades de movilidad y acceso físico por inundaciones y daños viales.
En el caso de Nueva Orleans, el huracán Ida, fue la última de las tormentas consecutivas que azotaron la región en los últimos años. Los huracanes, también llamados ciclones tropicales, se están intensificando debido al calentamiento de los mares y océanos, que según los estudios ha absorbido aproximadamente el 90% del exceso de calor del planeta atrapado por los gases del efecto invernadero emitidos por los humanos. Y lo peor es que seguimos atrapando ese calor atmosférico y a medida que el planeta se calienta, las tormentas se hacen más fuertes.
El reciente informe de las Naciones Unidas sobre el estado de la ciencia sobre el cambio climático, concluyó que la proporción global de ciclones que van de la categoría 3 a las 5, las tormentas más intensas, ha aumentado en las últimas cuatro décadas, debido al rápido calentamiento de las temperaturas de los océanos.
Por tal razón, todos debemos tomar las precauciones necesarias para detener en cuanto se pueda estos fenómenos naturales.
