Sobre el pecado de la envidia

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5 de abril de 2024
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12:37 am
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Sobre el pecado de la envidia

Marco Tulio Medina

El papa Gregorio Magno estableció, en el año 590 de nuestra era, la lista de los 7 pecados capitales, que incluía la envidia, “invidia” en latín. Denominados pecados capitales por ser el origen de otros males de acuerdo con la doctrina.

En base al diccionario de la Real Academia de la Lengua la envidia se define como “desear o apetecer algo que tienen otros”.
Desde el punto de vista de las neurociencias la envidia puede originarse más fácilmente en medios donde los recursos son precarios.

De acuerdo con la investigación publicada en Nature Neuroscience por el científico japones Noritake y colaboradores, en modelos animales, el complejo mecanismo de la envidia involucra varias áreas cerebrales, particularmente la corteza prefrontal medial entre otras.

La envidia puede ser un sentimiento altamente destructivo a nivel individual, familiar y social. La Biblia resalta en el libro de Genesis, que las causas del asesinato de Caín a Abel fueron la envidia.
Un sentimiento que claramente afecta la interacción social y la puede dividir.

Aristóteles definía la envidia en su obra La Retórica ” como el dolor ocasionado por la buena fortuna de los demás”.
En Honduras este mal desafortunadamente abunda y es una de las causas de nuestro subdesarrollo, coloquialmente se suele decir que somos como ” una olla de cangrejos, de la cual nadie sale, porque cada vez que alguien quiere salir, el de abajo se lo impide”, refiriéndose al hecho que la mutua envidia impide el desarrollo de las personas en nuestro país.

La meritocracia tan apreciada en países como Estados Unidos de América, permite el crecimiento personal mediante el esfuerzo, pero en el caso de Honduras es muchas veces menospreciada, siendo otras razones, muchas veces antiéticas y sociopáticas, las que definen el posicionamiento y el desarrollo de los individuos en nuestra sociedad.

Veamos el caso del máximo científico hondureño: Sir Salvador Moncada, quien al regresar con su doctorado en Farmacología del Reino Unido a Honduras en la década de 1970, fue objeto de diatribas inmerecidas, envidias y zancadillas, lo que le obligó regresar a Inglaterra, para el bien de la ciencia humana, con el posterior descubrimiento del mecanismo de acción de la aspirina, el descubrimiento de la prostaciclina y el óxido nítrico, entre muchos logros académicos y ser considerado con ello, uno de los 2 científicos más citados a nivel mundial….
y acá al irse este genio, alguien con un pensamiento cínico comentó: ” fue lo mejor lo que le pasó …aquí no hubiese hecho nada”… yo mientras tanto aún creo que podemos cambiar para el bien de Honduras.

Profesor Facultad de Ciencias Médicas, UNAH

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