Carlos López Contreras, “el canciller de las crisis”

ZV
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6 de enero de 2024
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12:47 am
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Carlos López Contreras, “el canciller de las crisis”

En su casa en Choloma, Cortés, donde pasa la mayor parte del año.

“El poder lo han concebido como un botín de guerra para repartírselo entre quienes ganaron”.
El canciller de cancilleres repasa su vida y la del país a sus 81 años. Vive más en Choloma que en Tegucigalpa, retirado, rodeado de sus nietos con una pensión de tres mil lempiras y un sinfín de anécdotas en sus más de 40 años en la función pública. Uno de sus primeros cargos diplomáticos fue como embajador en la Nicaragua de Anastasio Somoza y el último precisamente como canciller durante el convulso interinato de Roberto Micheletti. “Llegué después de aquella frase del ‘Negrito del Batey’”, recuerda entre risas en esta entrevista por videollamada en la que enfatiza al Congreso ratificar el tratado limítrofe con Nicaragua. Su infancia transcurrió en Marcala, La Paz cuando su tío, el general Oswaldo López Arellano, expresidente de Honduras, llegaba en una avioneta rozando las casas para que supieran que era él. Después, una tía se lo llevó a vivir un tiempo a Pasadena, California.

¿Cómo mira el clima de país?
Muy complicado, creo que Honduras vive una situación de crisis por varias razones, la manera que terminó el gobierno anterior y la nueva etapa con una concepción ideológica de la Presidenta y su partido con vocación al socialismo, eso es muy delicado, hay intervención de poderes en otros, y un Congreso que baila al son que le impone la Casa de Gobierno.

Haciendo una revisión, ¿en qué punto de la historia perdimos la oportunidad de subirnos al tren del desarrollo?
Bueno, el país ha tenido momentos con pequeños arranques de progreso, pero se vieron interrumpidos por cambios de gobiernos que vuelven a deshacer lo que hizo el anterior, la visión que ha habido en Honduras es altamente caudillista, entra un nuevo gobernante y dice ‘la historia de Honduras comienza conmigo, todo lo pasado no sirve’, pudiendo darles continuidad a cosas buenas, pero se trata de deshacer.

Hay mucha crítica a la economía de mercado de Honduras como modelo de desarrollo, ¿cuál es su opinión?
Y es cierto, es más mercantilismo porque no ofrece todas las potencialidades a los actores y la corrupción ha afectado al país, pero aquí déjeme hacerle una observación: Antes de la corrupción existe el abuso de poder, cuando hay corrupción es porque previamente hubo abuso de poder y, en Honduras, el poder lo han concebido como un botín de guerra para repartírselo entre quienes ganaron la guerra y eso a quien perjudica es a la población que no le permite levantarse.

¿Hubo algún momento clave para cambiar el rumbo del país?
Desde luego, el problema es estructural y hay culpa de todos los actores, hasta hace poco se entró al mundo de la industria, modesta, pero fue un comienzo, pero desde el siglo VIII los países que no entraron en las diferentes revoluciones tecnológicas se quedaron atrás, es imposible que un país importador de industria y exportador del agro levante cabeza.

En una de sus presentaciones en la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

¿Qué le depara al país?
Es un panorama bastante oscuro que le viene a Honduras si no entra en una etapa de formación de recursos humanos y si el sector empresarial no entra a exportar con tecnología nueva, no tanto con mano de obra barata.
Hay una cosa que nadie habla: qué va a pasar el día que dejen de recibirse remesas. Nadie piensa en eso, pero es perfectamente factible. Piense en un acuerdo de los dos partidos en EE. UU. y les den un estatuto legal a todos los hondureños. Desde ese momento, esa gente se desconecta de Honduras, se va a llevar a sus familiares que le quedan y el país va a dejar de recibir remesas.

¿Por qué lo escogió el presidente Azcona siendo usted nacionalista?
Yo había colaborado con el doctor Paz Barnica en temas de soberanía y otros procesos negociadores, además, ya había sido subsecretario en 1979 en la etapa de romper el tema de delimitación con El Salvador que estaba paralizado. Con esos antecedentes, el presidente Azcona, sin decirme nada, desde Washington, anunció que yo sería su canciller, después me llamó por teléfono.

¿Mereció Óscar Arias el Premio Nobel?
Mire, creo que lo merecieron todos los gobernantes que participaron en el proceso del Acuerdo de Esquipulas, lo que ocurre es que el presidente Arias puso en marcha un trabajo internacional para que le reconocieran eso y le otorgaran el premio, es eso, nada más, no es que los otros no lo merecían, claro, que los celos y las vanidades de los gobernantes no eran poca cosa.

Muchos piensan que usted pudo ser un candidato ideal de su partido y hasta un buen presidente, ¿se le dio esa oportunidad?
Claro que sí, tenía la experiencia como militante, miembro del Comité Central del partido, busqué la candidatura cuando el presidente Callejas estaba en funciones, pero fue muy difícil organizar un movimiento si no se tenía la neutralidad del gobernante y eso yo nunca la tuve. Fue una lucha cuesta arriba y cuando ya tenía mis planillas, las descalificaron, por eso se dice que los partidos en Honduras tienen dueños y solo sus afines tienen posibilidades de una candidatura.

En una visita de trabajo del presidente Azcona con su homólogo Ronald Reagan.

¿Sigue siendo nacionalista?
Sigo siendo nacionalista, aspiro a que mi partido se depure y presente una gran oportunidad para el pueblo hondureño. Creo que en este momento es un partido sin cabeza, porque el presidente está fugitivo, con razón o sin ella, creo que ha tardado mucho, porque con solo perder las elecciones era suficiente para deponer sus cargos para que nuevos liderazgos, limpios, democráticos, tomaran las riendas del partido, pero la gente se aferra al poder, por muchos motivos, y a pesar que la Constitución dice, como la canción, que solamente una vez, los políticos se empeñan por ver cómo pueden doblegar ese impedimento y tratan de quedarse, pero hemos visto que, ese ejercicio, a Juan Orlando le salió mal.

¿Qué va pasar con la demarcación en el Golfo de Fonseca?
La demarcación de la frontera terrestre se concluyó por 2005, el caso del Golfo también está resuelto por la CIJ aunque no la respeta El Salvador, lo cual resulta curioso porque ellos sostuvieron siempre en la Corte, que el régimen del golfo era en condominio y ahora dicen que es un régimen de soberanía exclusiva, pero no, es cosoberanía, tripartita, en la bocana, con derecho para Honduras a proyectar sus espacios marítimos en el océano Pacífico y esto es muy importante que lo entienda la mayoría de los hondureños: Cuando hablamos de los derechos del golfo, hablamos de la bocana hacia el océano, sin embargo, no se explica nadie por qué el Congreso de Honduras no ha aprobado el tratado reciente con Nicaragua, cuando Nicaragua lo aprobó al segundo día que firmó el tratado y ese mismo día lo publicó y nosotros no hemos hecho nada.

¿Será porque todo lo que huele a JOH no sirve en este gobierno?
Sí, pero lo firmó el Presidente de la República, no Juan Orlando Hernández como persona privada, para Honduras es un tratado vital desde el punto de vista de la geopolítica, el que Honduras no tenga un mar territorial en el Pacífico, le pueden bloquear la entrada y salida en cualquier momento.
Mejor dicho, los derechos que Nicaragua le reconoce a Honduras en ese tratado no pueden invocarse si Honduras no aprueba ese tratado porque el perfeccionamiento del tratado pasa con la aprobación en el Congreso y la publicación en La Gaceta y depósito en la Secretaría General de las Naciones Unidas.

unto a su esposa, la exdesignada, Armida de López, en audiencia con el papa Juan Pablo II.

¿Qué anécdotas recuerda del momento de ese fallo en La Haya?
Mire, en mi libro Carrusel Internacional hay muchas anécdotas. Yo ya estaba fuera de la Cancillería, pero tuve la suerte que estaba en Europa y me trasladé a La Haya para oír la sentencia. Al momento de la lectura de la sentencia, estaba Rafael Aguilar Paz, cónsul de Honduras en Hamburgo, había llegado para escuchar la lectura en francés, entonces, cuando comenzaron a describir cómo iba la línea en la frontera terrestre, llegó un momento que no captaba nada y se sintió desesperado y preguntó ‘¿qué es lo que están diciendo? ¿Por dónde va la línea?’, entonces, le dijo el embajador Policarpo Callejas: que está saliendo el mapa de tu papá. Porque don Jesús Aguilar Paz había hecho el mapa de Honduras en 1933. Entonces ya quedó tranquilo el hombre, fue divertido.

¿Y la reacción de los salvadoreños?
Estaban muy impactados, no pensaron que les iba a salir como les salió, tengo muy buena relación con la contraparte de ese entonces y hemos llegado a la conclusión, para ambas partes, que hubiera sido mucho más fácil que se hubiera negociado las diferencias del tratado, porque en definitiva El Salvador creía que podría lograr mejores resultados, y no le salió así, incluso, en la desembocadura del río Goascorán, Honduras sacó el 100 por ciento, quedaron muy golpeados.

Usted fue embajador en los tiempos de Somoza y logró una mediación de estudiantes detenidos, ¿cómo se resolvió ese incidente?
Me avisaron y me dieron instrucciones de las gestiones sobre la situación de los estudiantes desaparecidos (el periodista Mario Valentín Sánchez, entre ellos), visité todas las autoridades y nadie me daba ninguna respuesta, ante esa situación le comuniqué al presidente López Arellano para ver qué podía hacer y él llamó a su compadre, el presidente Somoza, y se los puso de regreso al territorio hondureño sin ningún trámite más que la llamada.

En Marcala, La Paz, en 1945 junto a su tía, Teolinda y su hermano, Enrique.

¿Por qué aceptó la Cancillería del gobierno de Micheletti?
Muy sencillo, recuerde que yo era diplomático de carrera, y a quien nombró el presidente Micheletti fue a Enrique Ortez Colindres, pero tuvo una entrevista malograda, digo yo, cuando dijo “ese negrito del batey no sabe dónde queda Honduras”. A partir de ahí, me incorporo a hacerle la gestión del diálogo de San José, me nombró para que encabezara la delegación y cuando regresé me ofreció el cargo. Como diplomático de carrera uno cumple la orden del Ejecutivo o renuncia, esa es la disciplina que había en la Cancillería. A mí me tocó la defensa, no del gobierno de Micheletti, me tocó defender la soberanía política de Honduras.

A mí me dijeron que usted tenía una de las espadas de Morazán, ¿es cierto?
No es cierto, es un mal entendido, a mí me preguntaron también. Sucedió que había tenido en exhibición una espada durante el bicentenario de Morazán en 1992 y ahí se pusieron elementos alegóricos al momento y yo tenía esa espada, pero a alguien se le ocurrió decir que era la de Morazán, pero yo la compré a una persona en El salvador, era una espada del Batallón de Artillería y decía 1933, así que es imposible que sea de Morazán.

¿Se jubiló por el Injupemp?
Mire, hay una situación bastante complicada en la Cancillería, aunque soy de la carrera, no siempre me dieron acuerdos como correspondía, sino que me hacían contrataciones y entonces los años que computaron en el Injupemp fueron muy pocos, creo que me hacen un pago de tres mil lempiras al mes después de 40 años y pico de servicio.

ÉL ES…
Carlos López Contreras inició su carrera diplomática en la década de los sesenta desde la más modesta posición hasta ascender al rango de canciller en varios períodos y gobiernos. A lo largo de su carrera contribuyó en la solución de las diferentes crisis internacionales que ha enfrentado Honduras incluyendo la del BCIE, que se perfilaba al borde la quiebra. También defendió al país en los diferentes litigios limítrofes ante la CIJ y por último en la última crisis política interna del 2009.

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