Humanismo en tiempos “conflictuados”

ZV
/
25 de noviembre de 2021
/
12:03 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Humanismo en tiempos “conflictuados”

BARLOVENTO

Por: Segisfredo Infante

El humanismo es un movimiento de pensamiento que coincide con el famoso “Renacimiento italiano”. Pero que trasciende las coordenadas históricas y geográficas de aquel mismo “Renacimiento” transitorio. Esto por si acaso buscáramos las raíces del humanismo primigenio en el pensamiento antropocéntrico de Sócrates por un lado, y en la trascendente cosmovisión judeocristiana por otro, cuyos empalmes fueron posibles durante los mil años de la controversial “Edad Media”. Pero, sobre todo, durante los renacimientos europeos en general, y con las filosofías modernas y contemporáneas, al grado que se habla de un “humanismo cristiano”. Ese humanismo (en su expresión laica) lo encontramos, además, en el pensamiento de Thomas Jefferson al momento de redactar algunos de los documentos claves de la república estadounidense; en el pensamiento integral del centroamericano continental José Cecilio del Valle; más tarde en los documentos de la “Doctrina Social de la Iglesia Católica” y de otras respetables confesiones religiosas. Aquí recuerdo, además, la teoría interesante del “personalismo obrero” de Emmanuel Mounier. (Lástima grande que ya falleció el socialcristiano don Benjamín Santos para que nos enriqueciera con estos temas, con las fuertes connotaciones éticas y prudenciales que eran características en su personalidad).

El “Renacimiento italiano” se fue fraguando lentamente en las entrañas del mundo medieval, al grado que se habla primero de un “renacimiento carolingio” en medio de los siglos ocho y nueve de nuestra era occidental. Estos renacimientos pegan, de alguna manera, con la antigua cultura grecorromana, ya sea en la parte teológica como en la filosófica, con un orden de prioridades inherentes a las perspectivas de cada escritor medieval, ya fuera cristiano, judío, laico o musulmán. El “Renacimiento italiano” propiamente dicho, es el resultado casi lógico de la obra de Dante Alighieri, conocida popularmente como “Divina Comedia”. Para algunos autores es la obra cumbre de la poesía perfectamente estructurada. Para otros es la obra precursora del mismo “Renacimiento”, con ingredientes filosóficos y científicos, en tanto que ahí comienza a equilibrarse la tradición bíblica (con acentos cristianos) y la importancia del ser humano individual desde la perspectiva de los grandes escritores grecorromanos, principalmente de Virgilio, autor de la “Eneida”. El concepto de amor sublime entre dos personas de diferente sexo, es vital en la cosmovisión humanística de Dante Alighieri.

Por otro lado, la explosión artística de los renacimientos europeos, adquirió un esplendor renovado como nunca antes en la “Historia”, sobre todo en los ámbitos de la pintura, la escultura y la arquitectura, con Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel Buonarroti y Rafael Sanzio a la cabeza de esta fulguración extraordinaria. No recuerdo en cuál de los dos libros dedicados a la introducción a la estética y al concepto de lo bello, Guillermo Hegel sugiere que el arte renacentista es superior al de los griegos y al resto del arte medieval, en tanto que los autores de esta nueva época supieron traslapar lo mejor de la antigüedad grecorromana, cargada de serenidad exterior, con lo mejor de las concepciones espirituales del cristianismo. Hegel también piropea al arte romántico que a partir del neoclasicismo comenzó a gestarse a finales del siglo dieciocho y comienzos del diecinueve. Especialmente alaba al genio extraordinario de su paisano Wolfgang von Goethe, por su capacidad creativa y por su interés en la totalidad de las cosas. (Lo curioso es que Goethe a veces desdeñaba, quizás con injusticia, el enmarañado pero grandioso sistema filosófico de Hegel, el cual nunca terminamos de comprender).

El humanismo y el renacimiento estuvieron entrelazados. Pero el renacimiento en algún momento fue sobrepasado por el arte barroco en todas sus expresiones, incluyendo las filosóficas. Sin embargo, el humanismo recobra actualidad cada vez que se cuestiona la importancia de la persona humana en los aconteceres nacionales y mundiales. Cuando un filósofo, un científico, un político o un técnico se olvidan del factor eminentemente humano, por muy inteligentes que estos sean, suelen ser tachados de inhumanos o anti-humanistas. En el contexto de la reciente “Guerra de los Balcanes” aparecieron unos dirigentes políticos interesados en asesinar a todos aquellos que exhibieran diferencias ideológicas o étnicas “contrarias” a las suyas. Por suerte intervino la “ONU” y una mujer honorable y valientísima (cuyo nombre se me escapa en este momento) que se encargó de perseguir a todos aquellos homicidas “conflictuados” que incitaban al odio, a la violencia, al fusilamiento y a la muerte de personas indefensas. Algunos de estos asesinos y bocones, fueron enjuiciados en la Corte Internacional de Justicia en La Haya.

Finalmente vale la pena subrayar que la vida de cada ser humano es preciosa e irremplazable. No importa que el “Otro” me sea antipático. Pero debo respetar su vida y sus bienes, porque todos somos iguales ante Dios, el derecho y la persona humana.

Más de Columnistas
Lo Más Visto