Pandemia evidencia en Estados Unidos que los inmigrantes son esenciales

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14 de agosto de 2020
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12:03 am
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Pandemia evidencia en Estados Unidos que los inmigrantes son esenciales

Por: José Rolando Sarmiento Rosales

Dos escritos de análisis publicados en el importante periódico The Washington Post, uno de ellos intitulado ´´Los inmigrantes son los héroes anónimos de la pandemia´´, y el otro ´´Estados Unidos debe agradecer el trabajo de los inmigrantes´´, que nos viene a confirmar lo que nos aseveró en agosto de 1994 la abogada Lilia Rodríguez, en su despacho legal en la ciudad de San Diego, California, sobre la importancia de los inmigrantes mexicanos y centroamericanos en la siembra y recolección de cosechas agrícolas en el estado de California, sin cuya valiosa mano de obra no se podría lograr buena parte de la producción agrícola con la que se alimenta a varios estados de la Unión Americana, nos hablaba de trabajadores legales e indocumentados. Recuerdo que también había recibido anteriormente la visita de los diputados, Jorge Carranza, Jorge Arturo Reina y Carlos Sosa Coello; miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso Nacional de Honduras, interesados en conocer la realidad de la inmigración de hondureños a Estados Unidos, que fue lo que ocurrió con nuestro viaje a la frontera de California con México, en la gira de estudios patrocinada por la Embajada Americana y el Departamento de Estado en Washington.

´´Desde prácticamente el principio de la epidemia del coronavirus, políticos y expertos han recalcado la importancia de las fronteras nacionales. Mientras el número de infectados crecía en Estados Unidos, el presidente Donald Trump reiteró su promesa de campaña de construir un muro en la frontera sur de su país. Otros líderes demonizaron a migrantes como portadores de una enfermedad foránea. En otras palabras, es el momento de los nacionalistas y los ciudadanos. Ser un migrante, refugiado o solicitante de asilo durante esta crisis mundial es saber que eres aún más desafortunado que antes. Sin importar los ruegos desesperados de los organismos de ayuda, actualmente hay incluso menos capacidad internacional para atender los abarrotados y destartalados campamentos de refugiados, donde la epidemia está empezando a propagarse. Las cosas no están mucho mejor para los que huyen del conflicto y la miseria: el gobierno de Donald Trump, por ejemplo, ha acelerado las deportaciones de los solicitantes de asilo que han llegado a la frontera estadounidense, mientras las organizaciones civiles denuncian el trato negligente del gobierno a los inmigrantes expuestos al virus en los centros de detención.

En Estados Unidos, las industrias alimentarias y de restaurantes dependen, presumiblemente, de la mano de obra inmigrante. De los aproximadamente 400,000 trabajadores agrícolas en California, alrededor de 60 a 75% podrían ser inmigrantes indocumentados, en su mayoría de México. Mientras la mayoría de la fuerza laboral de Estados Unidos se queda en casa, ellos permanecen en los campos, pues son clasificados como trabajadores “esenciales”. “Para muchos trabajadores, el que ahora sean considerados ilegales y esenciales al mismo tiempo, es una ironía de la que están conscientes, así como también lo están sus empleadores, quienes por mucho tiempo han tenido que lidiar con marañas legales para poder mantener una fuerza laboral en los campos”, señaló un artículo de The New York Times. “Es triste que haya tenido que suceder una crisis sanitaria de esta magnitud para resaltar la importancia de los trabajadores del campo”, le dijo al Times Héctor Lujan, director ejecutivo de Reiter Brothers, una importante productora familiar de bayas ubicada en Oxnard, California.

Además, como informó The Guardian, muchos de estos trabajadores están sometidos a condiciones adversas con prácticamente ningún equipo de seguridad, ni distanciamiento social ni apoyo o pago adicional. “Se les está pagando lo mismo aun cuando se están exponiendo a más peligros”, le dijo a The Guardian Irene de Barraicua, vocera de Líderes Campesinas, una organización de defensa de mujeres trabajadoras agrícolas californianas. “No hay un estándar de orientación de seguridad. A veces escuchamos que reciben apenas una charla de cinco minutos: “mantén metro y medio de distancia, no hagas esto, no hagas aquello”, pero laboran con mucha gente alrededor.

En Estados Unidos viven 44 millones de personas inmigrantes, de las cuales 34 millones inmigraron antes de 2010. Tienen hijos que nacieron en Estados Unidos y que han tenido acceso a una mejor educación; algunos ya se encuentran trabajando en sectores esenciales como la salud. Si incluimos a esta generación, las familias inmigrantes representan casi 30% de la población de este país. La pandemia que hoy se ciñe en nuestras comunidades evidencia la necesidad de regularizar y proteger los derechos de los trabajadores esenciales, y a reconocer que muchos de ellos, que hoy literalmente ponen la vida en juego, son trabajadores inmigrantes´´.

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