Paralelismo CICIG y MACCIH

Por Álvaro Sarmiento

Especialista Internacional
en Comercio y Aduanas

Los medios de prensa han venido comentando recientemente sobre una supuesta crisis de la Misión de Apoyo contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (MACCIH). Al parecer la salida del fiscal Manuel Garrido se ha visto como una señal negativa para la institución.

Muchos dicen que las comparaciones son odiosas, aunque pueden servir y tener alguna utilidad si se saben hacer adecuadamente. Continuamente veo escrito comentarios comparando a la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) con la MACCIH. Me parece que sí se puede utilizar alguna analogía, son más primas que hermanas.

Si bien es cierto, ambas instituciones han sido diseñadas para luchas contra la corrupción y la impunidad, la CICIG tiene en sus orígenes y en su ADN, algo que no compartirá nunca en Honduras, el conflicto armando de casi cuatro décadas, ya que nace combatiendo los denominados “cuerpos ilegales y aparatos clandestinos de seguridad” -los CIACS -. A todas luces, ese NO es el caso de Honduras.

Para los que están muy impacientes esperando resultados inmediatos y de corto plazo, les debo recordar que en Guatemala los primeros años de la CICIG no fueron precisamente brillantes ni ejemplares. Esta institución cumple proximamente 10 años de vida. Y es practicamente hasta con la llegada de su tercer director en el 2013, el comisionado Iván Velásquez, un verdadero zar anticorrupción, que la CICIG comienza a tener resultados positivos y que tienen como hito más importante el caso de la línea y consecuente renuncia y acusación del binomio presidencial Pérez Molina y Baldetti.

La principal función de la CICIG es “investigar la existencia de cuerpos ilegales de seguridad y aparatos clandestinos de seguridad que cometen delitos que afectan a los derechos humanos fundamentales de los ciudadanos de Guatemala, e identificar las estructuras de estos grupos ilegales, actividades, modalidades de operación y fuentes de financiación”.

Seguramente que al “ciudadano de a pie” lo anterior poco afecta o interesa, ya que lo que desea es poder salir de su casa e ir a trabajar sin peligro que lo asalten en la calle o lo chantajee un marero. Si bien es cierto, muchos de los actos de corrupción perseguidos por cuerpos como la CICIG, representa verdaderos crímenes contra centenarios de afiliados con problemas renales en el IGSS (El seguro social chapín), aunque parece que poco abona a la seguridad de la población.

La misión de la CICIG ha sido fortalecer y ser la principal aliada del Ministerio Público. También sugerir cambios profundos a la Constitución para reformular el Sistema de Justicia.

No es suficiente que la CICIG o la MACCIH y el MP tengan un rol investigador similar o superior al FBI, al final del día estos deben vencer a los acusados en juicios que cumplan todas las formalidades del caso. Si no se cuenta con un sistema que permita el trabajo del “juez recto” poco se puede resolver.

Como lo comenta mi estimado profesor en el doctorado, el abogado Eduardo Mayora, “El ciudadano medio puede no ser poderoso por sí mismo, pero cuando tiene al “juez recto” y al derecho de su lado, no hay quien tenga más poder que él. El ciudadano, respaldado por la majestad de la ley y por la firmeza del “juez recto”, ha de ser invencible y ha de poder enfrentar, con éxito, los riesgos y peligros de la cara “enferma” de la sociedad en que vive.”

El reto de la MACCIH es grandísimo y de largo plazo. La paciencia y dar algunos resultados evidentes son igualmente importantes en el proceso. Contar con un líder como el doctor Velásquez es fundamental para esto.

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