Por: José A. San Martín F. *
No hemos activado en la política partidista; la ley nos lo ha prohibido mientras estuvimos en la condición de militar activo en nuestras Fuerzas Armadas (FFAA); no obstante, hoy día, como oficial en la honrosa situación de retiro y ciudadano con todos los derechos y deberes que otorga la Ley Magna, podemos opinar sobre este tema.
Observamos los vaivenes de nuestra política, notamos cómo entre los hondureños ocupa un lugar, de sumo importante, la pasión que gira alrededor de la política que impulsa el alcance del poder de la nación. Al extremo que, casi la totalidad de la actividad nacional está influenciada por la política, donde la delincuencia organizada, el narcotráfico, la ambición y el egoísmo malsano, incursionan vigorosamente. Todo mundo desea poseer influencia sobre el gobierno de la república para beneficio propio, ya sea haciéndose de cargos o influenciar en ellos, en el sistema de organización política que hemos adoptado los hondureños.
Durante el gobierno anterior se violaron muchas de nuestras leyes con el ánimo de mantenerse y/o beneficiarse del poder, tal como la reelección y el abuso de poder sobre las funciones de los demás poderes del Estado, impidiendo, en la práctica, su independencia. Al igual que el gobierno anterior, el actual también repite las mismas actuaciones con iguales fines: Quedarse con el poder político de la nación; de igual forma, el Poder Ejecutivo busca obtener bajo su control a los dos poderes constitucionales, el Legislativo y el Judicial; además, sobre otros organismos importantes para mantener a la función pública divorciada de la legalidad, la justicia, la democracia y las libertades públicas.
Es evidente la inconformidad entre la mayoría del pueblo hondureño sobre los desempeños del actual gobierno, a pesar de algunos positivos ejecutados, pero que no compensan la decepción. Obviamente que los funcionarios pagados con el dinero del pueblo, no lo vean de esa manera, sin embargo, no lo ignoran ni lo desconocen. Y preocupa enormemente que algunos de ellos se identifiquen abierta y públicamente con las políticas dictatoriales de países como Cuba, Venezuela y Nicaragua, que han demostrado cómo someter a su pueblo con prácticas antidemocráticas, con doctrinas dictatoriales y totalitarias, negándoles la libertad.
Los hondureños nos acercamos a elegir autoridades para un nuevo gobierno. El actual no nos ofrece nada que no sea lo mismo, la ausencia de democracia y la libertad; nos ofrece refundar el país, como lo hicieron los venezolanos y nicaragüenses; cosa que no es lo que queremos porque han demostrado un contundente fracaso. Un solo ejemplo de ello es el lamentable fenómeno del éxodo masivo de su población a través de la inmigración irregular que experimentan estos países hundidos por sus políticas de desarrollo como las de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Haití, Honduras, etc. ¿Honduras? Claro allí estamos, entre los países con un importante número de emigrantes que buscan en otros lugares, las respuestas a las oportunidades que los arrebaten de la pobreza, porque nuestros gobiernos, con arruinadas políticas de desarrollo, les ha negado.
Frente al fracaso de nuestro actual gobierno, algunos de los dirigentes del partido de gobierno, han expresado que continuarán en el poder “sea como sea”. Esto preocupa porque esas expresiones son extremadamente peligrosas para la estabilidad política de la nación. Naturalmente que los buenos hondureños jamás permitiremos ver secuestrada nuestra patria. Los partidos de oposición deben unirse graníticamente bajo un solo liderazgo, el de un ciudadano, hombre o mujer, impoluto, digno de fiar, de principios y valores incuestionables, de carácter e incorruptible, con carisma y liderazgo que atraiga y convenza. Creemos que esa es la tarea por realizar. Este objetivo debe primar entre todos los hondureños y las actuales instituciones políticas En el corto plazo, esa coalición inter partidaria puede, y tiene la oportunidad, para que el próximo gobierno, sin lugar a duda, encamine a Honduras por la solución de los siempre vivos e imperecederos fenómenos del subdesarrollo, la pobreza y la inseguridad que han abatido desde tiempos inmemoriales a los hondureños. /
*Coronel de Aviación ®
Excomandante. Gral. FAH
