Agora ya es tarde

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19 de mayo de 2024
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12:03 am
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Agora ya es tarde

Por: Dr. Horacio Ulises Barrios Solano

Una gota de agua es capaz de perforar una piedra, no por su fuerza, sino por su constancia y creo no pecar con repetirles a mis dilectos lectores el peligro que ya estamos viviendo por la contaminación atmosférica derivado del cambio climático.

Resulta que en la UNAH leí obligatoriamente “Los límites del crecimiento” estudio iniciado en 1970 y publicado en 1972 por la editorial Signet Books, de Nueva York por encargo del Club de Roma a 17 científicos del Massachusetts Institute of Technology (MIT) liderado por Dennis L. Meadows e integrado por: Donella H. Meadows, Jorgen Randers y William W. Behrems, cuyo punto toral fue establecer los principales aspectos que delimitan el crecimiento del planeta en todas sus dimensiones, sin tener todavía el concepto de desarrollo sostenible, cuya definición en el informe Brundtland dice: “Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones del futuro para atender sus propias necesidades”.

Pero agora ya es tarde: Honduras no tiene información precisa (que yo sepa) que permita determinar con exactitud las condiciones actuales de la contaminación atmosférica en las zonas urbanas y rurales y los grupos más afectados por la misma somos los adultos mayores y niños quienes presentamos problemas cardiovasculares, irritación de los ojos, nariz, garganta y afecciones respiratorias que convergen en la mortalidad por todas esas causas, sin embargo, Tegucigalpa y San Pedro Sula, determinan que la principal fuente de contaminación de la atmósfera son las emisiones vehiculares de un parque automotor exponencial constituido en su mayoría por vehículos, amén del insufrible congestionamiento vial y la agresividad de los conductores que concatenado con el incremento de la factura petrolera es pernicioso para las finanzas públicas, no obstante, el gobierno local y central pueden paliar esta situación.

La protección de la atmósfera tiene asidero legal en compromisos contraídos por el gobierno de Honduras al haber ratificado la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, mediante el Decreto 26-95, PCM-046-201, Decreto, 297-2013, Decreto 118-2016, Visión de País 2010–2038 y Plan de Nación 2010‐2022 de Honduras, es decir, internacionalmente se adhiere a un proceso mundial relacionado con actividades de desarrollo sostenible que pueden ofrecer oportunidades financieras y técnicas para el manejo sostenible de los recursos naturales de Honduras.

El señor alcalde Jorge Aldana con voluntad política, obviamente, puede matar dos pájaros con una sola piedra implementando en legal y debida forma el Hoy No Circula basado en a) La paradoja de Braess; b) Pico y Placa y c) Tarifas de Congestión) siendo de la opinión que la contaminación atmosférica en la capital que afecta a la población y el martirio del caos vehicular se reduciría ostensiblemente y la señora presidenta Xiomara Castro para la reducción de emisiones apostarle a los proyectos de energía renovable, tales como: Energía hidroeléctrica, biomasa, eólica, solar, etc. pero en gran escala.

Lo grave es que en el pasado lejano y cercano “El cambio climático” nunca se tomó en consideración, que como sinónimo el calentamiento global es aumento gradual de las temperaturas de la atmósfera, océanos de la tierra que se ha detectado en la actualidad, además de su continuo aumento que se proyecta a futuro y que tiene mucho que ver con el efecto invernadero que ha existido desde los años 1800 y el científico Joseph Fourier fue primero lo descubrió en el año 1824.

“El aumento de la temperatura global ha llevado a un incremento en la frecuencia y la intensidad de eventos climáticos extremos, como olas de calor, inundaciones y sequías prolongadas. Estos fenómenos tienen un impacto significativo en la salud humana. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las olas de calor son responsables de miles de muertes prematuras cada año, mientras que las inundaciones y las sequías pueden provocar el desplazamiento de poblaciones, la escasez de agua potable y la propagación de enfermedades transmitidas por vectores.

El Dr. Juan Martínez, especialista en salud ambiental y catedrático en la Universidad de Medicina de Buenos Aires, explica que «el cambio climático afecta de manera directa a nuestra salud, ya que aumenta la incidencia de enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue y la malaria. Además, las sequías prolongadas pueden llevar a la escasez de alimentos y provocar desnutrición en comunidades vulnerables”.

“Por otro lado, el cambio climático también tiene consecuencias indirectas en la salud mental de las personas. La incertidumbre sobre el futuro, la pérdida de medios de vida y la degradación del medio ambiente pueden generar estrés, ansiedad y depresión. La Dra. Laura González, psicóloga especializada en salud comunitaria, destaca que «es fundamental abordar el impacto psicológico del cambio climático. Es necesario promover la resiliencia en las comunidades y proporcionar apoyo emocional a aquellos que se ven más afectados”.

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