Ambiente tóxico

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6 de mayo de 2024
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12:05 am
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Ambiente tóxico

Por: Rodolfo Dumas Castillo

Tegucigalpa está envuelta en una densa capa de humo que ha oscurecido su cielo durante varios días. Aunque este fenómeno no es nuevo, en esta ocasión ha alcanzado proporciones alarmantes, llegando incluso a forzar el cierre temporal de “Toncontín” ante la poca visibilidad. No se ha determinado con precisión la causa exacta de esta emergencia ambiental, pero se percibe que podría ser una mezcla de contaminación derivada de actividades humanas, industrias y varios incendios en las cercanías de la ciudad.

La contaminación atmosférica es un problema global y la capital no tiene el monopolio de esta adversidad pues muchas otras ciudades de Honduras sufren estos episodios tóxicos en diferentes épocas del año. Además de causar trastornos en la vida cotidiana de los habitantes, como la limitación de actividades al aire libre, estos niveles de contaminación representan una terrible amenaza para la salud. En este sentido, es crucial comprender los efectos que este tipo de contaminación puede tener en la población y, a su vez, plantear soluciones para abordar este problema de manera efectiva.

Condiciones climáticas tan perniciosas pueden causar efectos inmediatos como irritación en los ojos y dificultades respiratorias, además de agravar enfermedades como el asma y la bronquitis, especialmente en niños y adultos mayores. La exposición prolongada a niveles tan altos de contaminación puede incrementar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, cáncer de pulmón y afecciones respiratorias crónicas. Lo anterior sin perjuicio de los efectos que tiene este entorno en el ánimo de los ciudadanos.

En Tegucigalpa, considerando la situación actual, es probable que los efectos en la salud de los residentes sean aún más graves. El humo que envuelve a la capital seguramente contiene una variedad de sustancias tóxicas, incluyendo emanaciones vehiculares, partículas finas, compuestos orgánicos volátiles y productos químicos derivados de la quema de combustibles fósiles y materiales sintéticos. Estos contaminantes pueden causar daño pulmonar agudo, aumentar el riesgo de infecciones respiratorias y contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas a largo plazo.

Por todas estas razones el abordaje del problema requiere un enfoque integral que combine medidas a corto, mediano y largo plazo. Entre las primeras es fundamental proporcionar información oportuna a la población sobre la calidad del aire y recomendar acciones para proteger la salud, como limitar la exposición al aire libre y usar mascarillas respiratorias, todo bajo un sistema sencillo de alertas que ya es utilizado en muchas ciudades y que no requiere grandes recursos para su implementación.

En algunos casos, durante episodios de contaminación extrema, puede incluso considerarse la restricción temporal de la circulación vehicular para reducir las emisiones contaminantes. Paralelamente se deben intensificar los esfuerzos por controlar y extinguir los incendios forestales y urbanos, estos últimos generalmente causados por ciudadanos insensatos y autoridades incapaces de sancionar esas costumbres nocivas.

A mediano plazo se debe invertir en establecer un transporte público real y eficiente, así como la promoción de medios de transporte más sostenibles. También se deben redoblar los esfuerzos por aplicar normativas más estrictas para controlar las emisiones de las industrias y promover tecnologías más limpias y eficientes, incluyendo la adopción de fuentes de energía renovable, mediante incentivos a su adopción, siendo para ello vital la aprobación de sistemas de medición bidireccionales y la aprobación de créditos por excedentes inyectados a las redes públicas.

A largo plazo se debe impulsar la educación ambiental y la planificación urbana sostenible. La cooperación internacional es indispensable, especialmente considerando el rol que juega el cambio climático en este asunto y la enorme cuota de responsabilidad que tienen los países industrializados, la que debe ser compensada a países pobres como el nuestro que sufren con mayor severidad sus efectos. Este ambiente tóxico vulnera los derechos humanos de toda la población, por ello es deber de todos contribuir a solucionarlo.

Correo: [email protected]

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